Para muchos, un viaje no está completo sin un buen libro. Es un compañero silencioso que nos ofrece un escape en medio de la espera en aeropuertos, una forma de relajarse en la playa o una guía para explorar nuevos mundos desde la comodidad de una habitación de hotel. Sin embargo, la emoción de llevar un libro puede convertirse en frustración cuando, al llegar a nuestro destino, lo encontramos con las páginas dobladas, el lomo roto o la cubierta rayada. Los rigores del transporte, ya sea en una mochila, una maleta o un bolso de mano, pueden ser brutales para el delicado papel y la encuadernación.
El problema no es llevar libros, sino cómo los transportamos correctamente para no dañarlos. Arrojarlos al fondo de un bolso con llaves, cables y otros objetos duros es una receta para el desastre. El papel se arruga, las esquinas se doblan y el lomo se debilita. El simple acto de caminar con una mochila llena de objetos que se mueven puede causar un daño irreparable, haciendo que ese ejemplar que tanto valoras pierda su integridad y su belleza.
Afortunadamente, no tienes que renunciar a la lectura en tus viajes, sino que, con un poco de planificación, orden y las técnicas adecuadas, puedes llevar contigo tus historias favoritas asegurándote que tus libros lleguen a su destino en perfectas condiciones, sin resignar ni su compañía ni su salud.
A lo largo de esta redacción nos proponemos darte los mejores consejos y trucos para proteger tus libros mientras viajas. Exploraremos desde la elección del libro adecuado hasta el uso de accesorios de protección, y te daremos ideas para improvisar con materiales que seguramente ya tienes a la mano. Aprende a viajar con tus libros, no a pesar de ellos, y asegúrate de que tu compañero de viaje perfecto esté siempre listo para la próxima aventura.
Elige el libro correcto
El primer paso para un viaje sin preocupaciones es elegir el libro adecuado, puesto que no es lo mismo trasladar una agenda mercantil que un cuento infantil. En este sentido, los libros de tapa blanda son más flexibles y fáciles de empacar, pero también son más susceptibles a los dobleces y rasgaduras. Si planeas llevar un libro de tapa blanda, busca uno que no sea demasiado voluminoso. Los libros de tapa dura, aunque más resistentes, son más pesados y pueden ocupar más espacio.
Como forma de proponer una solución intermedia a esta problemática, algunas editoriales ofrecen las versiones de los libros de bolsillo. Realmente representan una excelente opción, ya que su tamaño compacto los hace ideales para espacios reducidos. Si tienes una edición de colección, una que tenga un valor sentimental o un libro con una cubierta frágil, es mejor dejarla en casa. Puedes optar por comprar una edición de tapa blanda más barata para tu viaje o llevar una versión digital en un lector de libros electrónicos.
Elige el método de transporte adecuado
La forma en que empacas tus libros es crucial para su conservación. Si vas a llevarlo en una mochila o bolso de mano, es mejor colocarlo en un compartimento separado y protegido. La peor cosa que puedes hacer es tirarlo al fondo y que mientras lo transportas se va desgastando y corroyendo de manera irracional con tus llaves, botellas de agua o cualquier objeto que pueda rayar o doblar la cubierta.
Sin dudas, la presión aplicada de forma despareja y el movimiento con roce constante pueden causar daños irreparables. Por eso, si vas a llevar el libro en una maleta, lo mejor es colocarlo entre la ropa, preferiblemente en el centro, donde estará protegido de los impactos exteriores. De esta forma, la ropa actúa como un amortiguador que absorbe los golpes y las presiones que se producen durante el viaje. Una bolsa de plástico o de tela puede añadir una capa extra de protección contra derrames accidentales de líquidos, una de las mayores amenazas para un libro.
Usa un protector de libros
Una de las mejores inversiones para cualquier lector viajero es un protector de libros. Estos accesorios, que se asemejan a una funda de portátil o un estuche para tableta, están diseñados específicamente para proteger los libros. Los hay de diferentes materiales, como tela acolchada, neopreno, cuero o vinilo.
Si quieres proteger tus libros de los daños del transporte o del uso diario, existen varias opciones que van desde las fundas especializadas hasta soluciones más sencillas y económicas. La elección del protector dependerá del tipo de libro, de tu presupuesto y del nivel de protección que necesites.
Fundas de libros acolchadas
Las fundas de tela o neopreno son la opción más popular y versátil para proteger libros. Son como una funda para un portátil, pero diseñadas para libros. Están acolchadas para proteger las cubiertas de golpes y rasguños, y a menudo tienen un cierre de cremallera o velcro para evitar que el libro se salga.
- Para quién son: Ideales para viajeros que llevan sus libros en mochilas, bolsos o maletas, ya que los protegen de los golpes y los derrames accidentales.
- Ventajas: Son ligeras, fáciles de usar y están disponibles en una gran variedad de diseños. El material acolchado es excelente para absorber impactos.
- Desventajas: No son adecuadas para libros de gran tamaño o de formatos inusuales, y pueden ocupar algo de espacio adicional en el bolso.
Cubiertas protectoras de plástico
Las cubiertas de plástico o vinilo son una solución más permanente, similar a las que se usan en las bibliotecas escolares. Estas cubiertas se ajustan a la medida del libro y lo envuelven por completo, protegiendo las cubiertas y el lomo del uso constante y la suciedad.
- Para quién son: Perfectas para libros de texto, recetarios o libros de consulta que se usan con mucha frecuencia y necesitan una protección duradera.
- Ventajas: Ofrecen una protección sólida contra el desgaste diario, líquidos y manchas. Son transparentes, por lo que no cubren el diseño original del libro.
- Desventajas: Pueden ser difíciles de ajustar perfectamente y no protegen contra los golpes fuertes o las esquinas dobladas.
Opciones improvisadas
Si no quieres invertir en un protector de libros especializado, puedes crear tu propia solución con materiales que ya tienes en casa. Estas opciones son perfectas para viajes cortos o para proteger un libro en un bolso de uso diario.
- Bolsa de tela o de plástico: Coloca tu libro en una bolsa de tela (como una bolsa para zapatos) o en una bolsa de plástico con cierre. La bolsa de tela protege contra rayones, mientras que la de plástico protege contra derrames.
- Carpeta o sobre rígido: Si tienes una carpeta de plástico o un sobre de cartón resistente, puedes usarlo para crear una barrera rígida alrededor del libro. Esto protege las cubiertas de los dobleces y el lomo de la presión de otros objetos.
- Envoltura de ropa: Para viajar, una forma sencilla de proteger tu libro es envolviéndolo en una prenda de ropa, como una camiseta o una bufanda, y colocándolo en el centro de tu maleta. La ropa actuará como un amortiguador.