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Adriana Balmori A.
Las nueve posadas son nuestras fiestas católicas que tienen como fin prepararnos para la Navidad, recordándonos el camino que siguieron María y José, de Nazaret a Belén de Judá y todas las dificultades que encontraron en su azaroso peregrinar, así como la falta de alojamiento ante el inminente parto de María a su llegada a Belén.
Comienzan el día 16 y terminan el 24 de diciembre. Tuvieron su origen en México con la llegada del cristianismo. Se hicieron tan populares que llegaron a celebrarse en toda América Central y muy probablemente también dieron origen a las Novenas de Aguinaldos que en las mismas fechas y de manera muy similar se celebran en Colombia, Venezuela y Ecuador.
Como muchas otras costumbres de nuestro país encontramos que ésta, también se enlaza con las antiguas creencias de los pueblos prehispánicos. Antes de la llegada de los españoles, los antiguos mexicas celebraban durante el invierno el advenimiento de su principal deidad, Huitzilopoztli durante el mes Panquetzaliztli que equivaldría aproximadamente del 7 al 26 de diciembre de nuestro calendario, fiesta llamada el Levantamiento de Banderas, ya que con ellas adornaban los árboles frutales durante los días de la festividad.
Gracias a esta coincidencia de fechas los monjes agustinos, que junto con los franciscanos fueron los primeros catequistas o evangelizadores, hicieron la sustitución de personajes: eliminaron los dioses prehispánicos y conservaron la celebración, haciéndola ahora, cristiana.
Por los datos encontrados, sabemos que la costumbre de efectuar las posadas se originó en el convento de San Agustín Acolman, cerca de Teotihuacan en el hoy estado de México, ya que fue uno de los primeros lugares donde se inició la tarea evangelizadora.
En 1587, fray Diego de Soria obtuvo del Papa Sixto V el permiso para celebrar en la Nueva España unas Misas, llamadas “Misa de aguinaldo” del 16 al 24 de diciembre y que se realizarían en los atrios de las iglesias. Pero ¿por qué eran llamadas de aguinaldo?, porque en las Misas, como obsequio o regalo para los asistentes se representaban escenas de la Navidad y al término se realizaban festejos con luces de bengala, cohetes, piñatas y villancicos. Recordemos que la palabra aguinaldo quiere decir obsequio o regalo que se da en ocasiones especiales y puede consistir en objetos o comida; con otro nombre se usaba ya desde la antigua Roma. Con el tiempo se convirtió en una gratificación para los trabajadores, hasta que se volvió en muchos países con ese nombre, “aguinaldo”, una prestación de ley.
Principalmente en las fiestas infantiles, el aguinaldo, sigue siendo la bolsa de caramelos y dulces que el festejado obsequia a sus invitados, que a su vez le han llevado una “cuelga” o regalo.
La celebración de las posadas, fue enriquecida por los franciscanos con actuaciones, con diálogos e imágenes alusivos a estas fiestas, que dieron lugar a las cándidas Pastorelas y musicalmente a los villancicos. La posada salió de los atrios y pasó a ser una celebración popular entre familias o barrios que se ha mantenido hasta la fecha y como todos sabemos, los participantes caminan atrás de las imágenes de María y José rezando la letanía hasta llegar al lugar de la celebración, donde se dividen en dos grupos uno para dar y otro para pedir posada, iniciando inmediatamente después de ser recibidos, la fiesta donde son imprescindibles las piñatas.
Este juego o diversión lo trajeron también los primeros frailes y aunque a la universalmente conocida piñata, se le ha atribuido origen mexicano, seguramente ha sido porque había entre los pueblos prehispánicos celebraciones a sus deidades donde se colgaba una olla de barro y se le pegaba. Adornada como la conocemos, fue inventada en China muchísimos años antes. Allá, la vio por primera vez el gran viajero Marco Polo y la llevó a Italia donde se le bautizó con el nombre de “pignata”, pronunciado piñata; de ahí pasó al resto de Europa y así es como llegó a nuestro país de la mano de la evangelización. Las primeras eran casi siempre la clásica olla de barro, cubierta por papel y cartón con siete picos forrados con oropeles y papel de China de los más vivos colores, los picos significaban los siete pecados capitales y los adornos las vanidades, frivolidades y falsedades del ser humano.
La venda en los ojos era la fe ciega y el palo la fuerza de la virtud que destruía toda influencia del maligno, acabando con engaños, pasiones e hipocresía y los dulces, frutas y golosinas significaban los dones divinos recibidos como premio por el arrepentimiento y la fuerza de voluntad.
Ahora las piñatas son de cartón, para que los niños no salgan descalabrados y como hemos visto, tienen cualquier forma e indudablemente siguen vigentes y son imprescindibles en cualquier festejo infantil.
Seminario de Cultura Mexicana
Corresponsalía de Córdoba