Por Adoración Castelán y Jesús Lazcano
Diario El Mundo
El 15° Festival Emilio Carballido llegó a su fin este domingo 28 de septiembre de 2025, dejando al Teatro Pedro Díaz convertido en un verdadero hervidero de emociones, carcajadas y complicidades compartidas. Este año, en el marco del centenario del nacimiento del gran dramaturgo cordobés, la ciudad vivió una semana intensa de teatro en la que compañías de México y de distintos rincones del mundo llenaron los escenarios con historias capaces de arrancar suspiros, risas y aplausos interminables.
El broche de oro estuvo en manos de las actrices italianas Ernesta Argira y Barbara Alesse, quienes presentaron Rosa de dos aromas, una obra que nació en México pero que, gracias a ellas, se transformó en un relato con acento universal.
Escrita en 1986, la pieza sitúa a dos mujeres en una comisaría: Gabriela y Marlene, que esperan para visitar a sus esposos encarcelados. El giro inesperado llega cuando descubren que ambas están ahí por el mismo hombre: Marco Antonio Lesur, acusado de violación y de atropellar a una joven.
En la piel de Barbara Alesse, Gabriela se mostró como una mujer entrañable y fuerte, esa mezcla de esperanza y desencanto que tantas veces hemos visto en quienes sostienen a sus familias a pesar de todo. En contraste, Ernesta Argira convirtió a Marlene en una presencia magnética, llena de energía y seguridad, con un pasado que se intuye en cada mirada y cada gesto.
Lo que pudo ser una historia de rivalidad se convierte en un pacto de ingenio y resistencia: juntas idean planes descabellados para liberar a su “Tony”, desde rifar los aparatos del salón de belleza hasta vender falsas obras de arte. Pero entre enredos y ocurrencias, florece lo más valioso: una amistad genuina que las transforma a ambas.
La función, presentada en italiano con subtítulos en español, traspasó sin problemas la barrera del idioma. Alesse regaló ternura y una fuerza contenida que conmovió al público, mientras que Argira llenó el escenario con una energía vibrante que no permitió apartar la mirada. El montaje, sencillo pero preciso, dejó que la química entre ambas actrices brillara con fuerza. El teatro, lleno a reventar, respondió con carcajadas, silencios atentos y una ovación de pie que selló la conexión entre las actrices y el público cordobés.
Rosa de dos aromas, que ya ha recorrido escenarios de Ciudad de México, Tokio, Moscú, Serbia y España, volvió a demostrar por qué sigue siendo un clásico: una comedia que hace reír con sus enredos, pero que también emociona al mostrar cómo la sororidad puede sanar incluso las heridas de la traición y los celos. Con esa pluma aguda que lo caracterizaba, Carballido nos recuerda que cuando las mujeres se apoyan entre sí, son invencibles.
Así cerró un festival que durante quince años ha rendido homenaje al legado del dramaturgo. Córdoba fue testigo de un mosaico de propuestas teatrales que cruzaron fronteras y tocaron corazones. Y aunque el telón ya cayó, el eco de esas historias seguirá resonando. La expectativa por la edición número 16 ya se siente en el aire.