De la Redacción
La muerte de Paloma Nicole, una adolescente de 14 años, tras una cirugía plástica no consentida en Durango, ha generado una ola de indignación y cuestionamientos sobre posibles influencias en la investigación.
La menor, quien soñaba con celebrar sus quince años y continuar sus estudios en Monterrey, falleció el 20 de septiembre tras complicaciones derivadas de una operación estética que, según su padre, Carlos Saíd Arellano, nunca pidió ni autorizó. El caso, que involucra al cirujano Víctor Rosales, pareja de la madre de la menor e hijo de un magistrado local, ha levantado alertas sobre impunidad y malas prácticas médicas.
Paloma Nicole ingresó al quirófano el viernes 12 de septiembre en el hospital Santa María, pero su padre no fue informado hasta el lunes 15, cuando la adolescente ya estaba en terapia intensiva. Carlos Saíd relató que su exesposa, Paloma Escobedo, le había asegurado que la menor estaba enferma de Covid y que viajarían a la sierra, ocultándole la verdadera razón de su hospitalización. “Me dijo que no me preocupara, que no estarían disponibles hasta el lunes. Pero ese viernes la internaron para una cirugía estética que nunca necesitó”, denunció el padre, quien descubrió que a su hija le colocaron implantes de senos.
Tras una semana en coma, Paloma Nicole falleció por un edema cerebral y complicaciones pulmonares, según confirmó la necropsia. Sin embargo, el hospital entregó un certificado de defunción que atribuía la muerte a una “enfermedad”, omitiendo detalles de la cirugía. La madre de la menor insistió en que las complicaciones derivaron del Covid, pero el padre encontró un corpiño quirúrgico en el cuerpo de su hija, lo que desató su búsqueda de respuestas.
El cirujano, Víctor Rosales, enfrenta señalamientos de mala praxis, mientras que la madre de la menor está siendo investigada por la Fiscalía de Durango por posible negligencia al poner en riesgo a la adolescente. La situación se complica por el hecho de que Rosales es hijo de un magistrado del Supremo Tribunal de Justicia de Durango, lo que ha generado temores de que la investigación pueda ser influenciada. En redes sociales, la indignación no se hizo esperar, con usuarios exigiendo justicia: “Que el magistrado demuestre su honorabilidad asegurando que este caso no quede impune”, escribió un internauta.
La Asociación Mexicana de Cirugía Plástica reaccionó el 23 de septiembre, suspendiendo provisionalmente a Rosales mientras su Comité de Ética evalúa si hubo mala praxis. “Estamos comprometidos con esclarecer los hechos y garantizar que se tomen las medidas necesarias”, señaló la organización. Mientras tanto, Carlos Saíd clama porque la muerte de su hija, una joven llena de sueños y amante del voleibol, no quede sin castigo.
Con información de Reforma