Alex Villanueva

"Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos." (Mateo 20:28)

Fortín.- Muchas veces las personas se preguntan: ¿Por qué a las personas buenas le pasan cosas malas? Una cuestión que pareciera no tener una respuesta certera debido a que vivimos en un mundo tan complejo, donde nuestras intenciones o acciones no salen siempre como esperamos, siendo solo una ilusión que aparenta que todo está bien.

Llegaba el fin de cada tarde. Alfredo dejaba la motocicleta en la que diariamente sorteaba el tráfico para entregar pizzas , manera que tenía de ganarse la vida y llevar al sustento para su madre, su pilar y única compañía.

Cruzaba la avenida 1 y empezaba la guardia con la agrupación Primeros Respondientes, un grupo dedicado a brindar primeros auxilios principalmente en Fortín y otras partes de la región.

"Crespo" como le conocían, se retiraba la mochila de pizzas y la intercambiaba por un chaleco, convirtiéndose en un voluntario listo para ayudar a cualquier otro que se encontrara en una situación difícil, fuera una complicación de salud o un accidente.

Pablo Sánchez , uno de sus compañeros voluntarios más jóvenes, le recuerda como un integrante bien alivianado. Poseía una voluntad de ayudar auténtica, amaba las motocicletas y la adrenalina que los motores le regalaban.

"Siempre preguntaba si teníamos hambre. Compraba tacos o los clásicos combos que dan en las taquerías", narró Pablo mientras trataba de ocultar el quiebre de su voz.

Alfredo no solo compartía su comida; compartía su alegría, su optimismo y su bondad ante aquellos con los que sentía completo y libre de hacer lo que disfrutaba.

Vivimos en una era digital que mantiene a muchos jóvenes abrazados al sedentarismo, facilitando el acceso a la información y la constante actualización en redes sociales, las actividades de Alfredo no terminaban al retirarse el chaleco, buscaba espacios para ir al gimnasio y estudiar la preparatoria en el sistema abierto.

El pasado sábado 6 de julio, Alfredo se levantó muy temprano y como cada fin de semana se enfiló hacia el plantel ICATEC, en Córdoba. Salió de su casa , en la colonia San José de Fortín y aceleró para llegar a tiempo.

Esos fueron sus últimos minutos de adrenalina. La velocidad y un descuido de Alfredo terminaron con un choque que marcó un antes y un después en la existencia del joven repartidor y voluntario.

Pablo y otros compañeros estaban de guardia cuando recibieron la notificación del accidente. Llegaron al sitio y encontraron a un motociclista inconsciente. A simple vista sabían que él estaba mal, pero todo empeoró cuando vieron de quien se trataba.

Alfredo presentó lesiones graves en los pulmones, entre otras que lo mantuvieron en el hospital. Luchó, se esforzó más de 18 horas en aferrarse a la vida, pero el daño fue letal y su deceso fue confirmado a las 03:20 de la madrugada del domingo.

Asus 24 años, Alfredo se fue demasiado pronto, pero su legado permanece. Cada vez que una pizza llega a su destino, o que alguien recibe ayuda en un momento de necesidad, el espíritu de un joven que entregó su vida al servicio de los demás, sigue vivo en la memoria de Fortín. 

Su historia es un recordatorio de que la verdadera grandeza no se mide en años, sino en la huella de amor y bondad que dejamos en el mundo.

Alfredo Crespo Flores

¡Presente!