Urbi et Orbi
Mauricio Delgado
Muchas señales me han quedado a partir de las pasadas elecciones en los Estados Unidos. Una de ellas es que probablemente nada volverá a ser como antes, por mucho que Trump repita “Make America Great Again”, la verdad es que difícilmente habrá un “de nuevo” (again).
Básicamente porque el guión está cambiando y Norteamérica está pasando la transformación propia de un gobierno ‘populista’: un presidente emocional y demagogo, el control total de ambas cámaras, el control del poder judicial, el control de la narrativa y el discurso y por si fuera poco, el ahora reconocido arrastre de una inmensa masa electoral.
Probablemente el singular funcionamiento del sistema de elecciones de Estados Unidos haya enmascarado una realidad que pagaron cara los demócratas: que estaban perdiendo una gigantesca base social. Al final de la elección y los conteos, la existencia de simpatía Demócrata se reducía a dos breves puntos en las costas de ese país, ante un ‘océano’ republicano.
Muchos crecimos viendo cómo los gringos con gorra de John Deere o Mack, mascadores de tabaco y barbones, eran gobernados por los egresados de Harvard, Stanford, Yale…y luego la promesa de una nación caminando hacia la excelencia intelectual se perdió con Obama cediéndole el poder a Trump, algo que por cierto, un buen sector de los demócratas no le perdonan a Barak.
Ahora serán precisamente los gringos de gorra los que tomen el gobierno, las actitudes agresivas, racistas y nacionalistas las que marquen el rumbo de una de las naciones más poderosas, que precisamente ahora se enfrentan a una descarnada competencia por ese mismo título, no sólo con la vieja Rusia, o más bien contra Putin, sino ahora contra China, Corea del Norte o la liga de países árabes.
Enero y el 2025 nos depara un futuro incierto, que no quiere decir negativo, pero que tiene menos, mucho menos pinta de ser predecible, apuntando más a lo inestable, o incluso….volátil.
Imagen de Pete Linforth en Pixabay