Adriana Balmori A.
Dos años después del inicio de la Guerra de Independencia, Ignacio López Rayón y Andrés Quintana Roo recordaron al cura Hidalgo y a los iniciadores de la Guerra de Independencia organizando en Huichapan, hoy estado de Hidalgo, el 15 de septiembre de 1812 una réplica del Grito de Dolores y un desfile el 16, además de que acudieron a Misa con su ejército.
En 1825 Guadalupe Victoria como primer presidente de México hace oficial la celebración del 16 de septiembre con el mismo recorrido del Ejército Trigarante en su entrada triunfal a la ciudad de México, pidiendo a los habitantes que la noche anterior adornaran sus casas con lámparas para recordar el Grito.
El año de 1864, Maximiliano de Habsburgo dio el grito de Independencia en Dolores, desde un balcón de la casa del cura Hidalgo, siendo el primer mandatario en hacerlo de manera oficial en este lugar.
La Campana
La Campana de Dolores es propiamente un “esquilón” o sea que es una campana que se fija a un travesaño de madera y puede dar vueltas. Se llama Esquilón San Joseph, fue fundida en 1768, mide 1.60 m de alto y más de 1 m de diámetro, pesa 785 kilos.
Desde su fundición estuvo en la iglesia de Dolores, hasta 1896 cuando Porfirio Díaz la trasladó a lo alto de Palacio Nacional donde fue colocada en un nicho, a partir de entonces y hasta la fecha, se tañe esta campana -ahora llamada Campana de la Independencia- durante la ceremonia del Grito. No es cierto que don Porfirio cambiara la fecha del Grito por ser su cumpleaños.
La fiesta en el zócalo y en las plazas públicas de todo el país se incrementó notablemente a partir de los grandes festejos del Centenario del Inicio de la Guerra de Independencia, en 1910 presididas por Porfirio Díaz Mori y de ahí sus detractores corrieron el rumor.
También a partir de ese año, 1896, Porfirio Díaz presidió desde el balcón central de Palacio Nacional, un desfile el 16 de septiembre que se efectuó de forma ininterrumpida hasta 1911, ya en plena Revolución, y fue Venustiano Carranza en 1918, quien reinicia la tradición, que se volvió acto oficial en 1935 cuando así lo decretó Lázaro Cárdenas.
En 1960 siendo presidente, Adolfo López Mateos mandó a hacer 33 réplicas idénticas, 32 se colocaron en cada uno de los Palacios de Gobierno de los estados y los 2 territorios, y una más se colocó en lugar de la original en la Iglesia de Dolores.
Muchos presidentes de México, el último año de su mandato han ido a dar el grito a Dolores Hidalgo.
Seminario de Cultura Mexicana