De la redacción
Diario EL Mundo
Calcahualco.- Cada año, el 28 de junio se conmemora en México el Día del Árbol, una fecha que busca reflexionar sobre la importancia de los bosques y su conservación.
Sin embargo, en lo alto de las montañas del centro de Veracruz, esta efeméride contrasta con una realidad alarmante: la tala inmoderada sigue dejando una profunda herida en el Parque Nacional Pico de Orizaba, una de las principales reservas ecológicas del país.
Este parque nacional, decretado como tal desde 1937, abarca más de 19 mil hectáreas de bosque y es hogar de especies endémicas de flora y fauna, además de ser una fuente vital de agua para los municipios aledaños. A pesar de ello, en los últimos años se ha reportado un incremento en la deforestación ilegal, principalmente en zonas cercanas a las comunidades de Texmola, Xometla, San Antonio de Buena Vista y Xometla, Jacal, Vaquería y Tlacotiopa ubicadas entre los municipios de Calcahualco y La Perla.
Según datos de la organización Global Forest Watch, tan solo entre 2001 y 2023, México perdió más de 2.9 millones de hectáreas de cobertura arbórea, siendo Veracruz uno de los estados más afectados por la pérdida de bosque húmedo primario. En el caso del Parque Nacional Pico de Orizaba, organizaciones ambientalistas locales reportan que cada semana se talan entre 200 y 300 árboles de forma clandestina, lo que equivale a más de 1,000 toneladas de madera extraída sin control ni reforestación.
Pese a las denuncias reiteradas de pobladores y colectivos ecológicos, la tala continúa avanzando. A menudo, los responsables actúan durante la noche o en días festivos, aprovechando la falta de vigilancia en zonas de difícil acceso. Además, muchos comuneros afirman que hay complicidad o negligencia de las autoridades ambientales nacionales y estatales.
La pérdida de cobertura forestal no solo afecta la biodiversidad. Según datos del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), la deforestación en esta zona ha provocado una reducción del 35% en la captación de agua en los últimos 15 años, lo que repercute directamente en el abasto de agua potable para comunidades como San José Xiteco, Buena Vista el Mirador y El Jacal.