De la Redacción

La controversia ha estallado en Estados Unidos tras las recientes declaraciones del presidente Donald Trump, quien sugirió limitar el uso de Tylenol, el popular analgésico de venta libre, en mujeres embarazadas por una supuesta relación con el autismo.

Kenvue, la empresa farmacéutica detrás de esta marca de paracetamol, ha salido al paso para desmentir estas afirmaciones, calificándolas como carentes de respaldo científico y defendiendo la seguridad de su producto, que genera ventas anuales cercanas a los mil millones de dólares.

En una entrevista con The New York Times, Melissa Witt, portavoz de Kenvue, expresó la postura firme de la compañía: “Rechazamos categóricamente cualquier afirmación que contradiga la evidencia científica independiente. Nos preocupa profundamente el impacto que estas declaraciones puedan tener en la salud de las mujeres embarazadas”. Witt subrayó que Tylenol, fabricado por Kenvue tras su escisión de Johnson & Johnson, es uno de los medicamentos más utilizados en Estados Unidos para aliviar dolores y fiebre, respaldado por décadas de estudios que avalan su seguridad.

Por su parte, Trump, durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, calificó el autismo como una “crisis horrible” en el país y recomendó que las mujeres embarazadas eviten el uso de Tylenol salvo que sea estrictamente necesario. Además, su administración ha ordenado que el medicamento incluya etiquetas de advertencia en los puntos de venta, señalando posibles riesgos. Estas medidas han generado un intenso debate, ya que el paracetamol es un recurso comúnmente utilizado por millones de personas.

El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) también ha intervenido en la polémica, defendiendo el uso del paracetamol durante el embarazo. En un comunicado, el presidente de la organización, el doctor Steven J. Fleischman, afirmó que el medicamento es seguro y que las condiciones no tratadas, como fiebre o dolor severo, representan un riesgo mucho mayor para la salud de las madres y sus bebés. “Los problemas de salud no atendidos durante el embarazo son significativamente más peligrosos que cualquier riesgo teórico asociado al paracetamol”, enfatizó Fleischman.