Adriana Balmori A.
Actualmente, y gracias a estudios más rigurosos, se están poniendo en tela de juicio algunos hechos de nuestra historia que siempre dimos por ciertos, ya que así nos los enseñaron en la escuela. Este, el de los Niños Héroes, es uno de ellos, sí es cierto, aunque no hayan sucedido los hechos exactamente como los estudiamos.
Es el año de l847 nuestro país sigue con turbulencias militares, enfrentamientos y escaramuzas, desde la consumación de la independencia no se ha logrado la paz verdadera, y los Estados Unidos en su afán expansionista y so pretexto de una indemnización por daños causados en la Guerra de Texas y otros supuestos perjuicios, aprovechando la situación, han invadido México. Después de desembarcar en Veracruz avanzan hacia la capital, ya ahí, pretenden tomar el bastión más representativo de la capital: el Castillo de Chapultepec donde se encontraba el cuartel general del ejército y también la Academia Militar, los directores y jefes saben que la defensa es tarea difícil y la causa está casi perdida, proceden entonces a la evacuación de alumnos y cadetes para evitar un derramamiento inútil de sangre, sin embargo, 46 cadetes piden permiso -o desobedecen-, quedándose a defender el Castillo, es el 13 de septiembre, el ataque es cruento; no todos mueren sólo cinco de ellos y un teniente recién egresado, los demás quedan heridos o ilesos, hay también muchas bajas entre soldados heridos o muertos. Dirigía la Batalla de Chapultepec el antiguo héroe de la independencia Nicolás Bravo y era presidente de la República Antonio López de Santa Anna.
Los cadetes que murieron fueron: Agustín Melgar, Juan Escutia, Francisco Márquez, Fernando Montes de Oca y Vicente Suárez además del teniente Juan de la Barrera.
Acerca de este suceso se han fraguado muchos mitos y episodios románticos y casi de leyenda, el primero es decirles Niños, que propiamente no todos lo eran, puesto que estaban ya en un colegio militar, seguramente sus edades irían de los 14 a 18 años y el teniente Juan de la Barrera sería un poco mayor, lo que no resta a ninguno, ni un ápice de heroísmo y valentía. No se puede comprobar que alguno de ellos se haya envuelto en la bandera y lanzado al vacío, no hay testimonio ni reporte de ese acto, parece ser que esta leyenda se crea en 1878, cuando, durante un acto de conmemoración de esta batalla, el poeta Manuel Raz y Guzmán -por cierto, primo o sobrino de Leona Vicario-, dice metafóricamente: “…pero tú, Melgar … rodeado de enemigos les disparas tu arma, y no teniendo esperanza, antes que rendirte te envuelves en el pabellón nacional y presentas tu pecho juvenil a las balas del invasor …” pero esto era un mero simbolismo y también ocurre lo mismo con la suerte de los demás cadetes, yo misma he encontrado narraciones contradictorias y diferentes de la muerte de cada uno, eso sí, todas con heroísmo.
Se supone que ellos están enterrados en “el Altar de la Patria”, popular y mal llamado monumento a los Niños Héroes, pero como sus cadáveres fueron recogidos días después de su muerte y depositados rápidamente en urnas, no se hizo ningún reconocimiento forense, ni en ese momento ni cuando fueron colocados en el Altar de la Patria, sin embargo, a esta lista de “Niños” Héroes hay que añadir los nombres de aquellos valientes cadetes que no murieron, que permanecieron luchando en el Castillo de Chapultepec y fueron heridos o salieron ilesos pero que demostraron igual valentía y arrojo y que en total fueron 46.
Jóvenes con valores, jóvenes con principios y amor a la patria; jóvenes bien educados, jóvenes bien nacidos, ¿son así ahora los nuestros?
Seminario de Cultura Mexicana