La familia de Josué Juárez, copiloto del avión Learjet 55 que se estrelló en Filadelfia, recuerda al joven piloto como un hombre "alegre, bailador y aventurero, sin miedo a nada".
Josué era uno de los siete fallecidos en el accidente aéreo, seis de ellos mexicanos.
Según su hermano Edgar Juárez, Josué siempre había sido un hombre libre y aventurero, que amaba viajar y conocer nuevos lugares. Fue esta pasión por la aventura y el vuelo lo que lo llevó a convertirse en piloto.
Josué había estudiado en el Instituto Tecnológico estatal y contaba con experiencia en el ramo de la construcción. Sin embargo, decidió dejarlo todo para seguir su sueño de volar. Se mudó a Toluca, Estado de México, en 2015 para prepararse como instructor de vuelo y posteriormente como piloto privado y comercial.
Con más de 1,500 horas de vuelo de experiencia, Josué había logrado establecerse como un piloto experimentado y respetado en la industria. Su objetivo era convertirse en piloto comercial en Aeroméxico, pero la pandemia lo llevó a buscar oportunidades en Estados Unidos.
Fue allí donde conoció a la empresa Jet Rescue, una compañía de servicio médico que ofrecía vuelos de ambulancia. Josué se unió a la empresa y fue en uno de estos vuelos donde perdió la vida, mientras trasladaba a una menor de edad y su madre de regreso a Tijuana.
La familia de Josué se reunió en su casa en Veracruz para esperar informes sobre la posible repatriación de sus restos y planear una despedida. Su hermano Edgar aseguró que han evitado buscar más información sobre el accidente en redes sociales o medios informativos para evitar encontrarse con imágenes violentas.
Josué Juárez será recordado como un joven piloto que amaba volar y vivir sin miedo. Su pasión por la aventura y el vuelo lo llevó a seguir sus sueños, y aunque su vida fue corta, su legado vivirá en la memoria de su familia y amigos.
Con información de El Universal