Ana De la Luz
Diario El Mundo

Con más de tres décadas de experiencia en el ámbito educativo, la maestra Ana María Ramírez Vásquez, de 55 años, decidió trabajar más en su formación magisterial, la cual se fortaleció al escalar a nivel internacional ya que, a la fecha es una destacada y activa conferencista de temas cruciales en pro de la educación desde el aspecto administrativo, curricular, enseñanza frente a grupo y más.

En el marco del Día del Maestro, la licenciada en pedagogía, esposa y madre de un destacado adolescente que sigue sus pasos, nos compartió su testimonio desde el momento en que decidió cursar la carrera que, le permitiría lograr su objetivo: ser maestra y, nos reveló que, en sus más de treinta años ha logrado formar a unos 20 mil estudiantes.
“Desde muy pequeñita, recuerdo que cuando iba en preescolar, la maestra, Lucía Priego, muy conocida en la región, me ayudó mucho pues el desprendimiento de mi casa para ir a la escuela me afectó mucho, pero ella me ayudó, me recibió con mucho amor y se amoldó hacia mía. Posteriormente, paso a primera de primaria y me toca la maestra Alejandra. Creo que, ambas fueron mis pilares importantes para decidirme que, yo quería dedicarme a la enseñanza”, dijo.
La maestra Any como le llaman de cariño, familiares y amigos cercanos, recordó que, jugaba con sus muñecas a ser su educadora y cuando llegó al nivel preparatoria, en la materia de Orientación Inicial confirmó que, esa era su verdadera vocación, en la que coincidió con su hermana Julia, también educadora hasta de alumnos con capacidades diferentes, a quienes trata con paciencia y amor. Así, Ana María se propuso cumplir su sueño hasta lograrlo, iniciando a impartir clases a nivel profesional.
“Mi primera materia como maestra de universidad fue: Historia de la Educación en México, materia que hoy en día me fascina, al hablar a mis alumnos que, muchos eran mayores que yo. Posteriormente dí clases en línea, lo que me permitió incursionar en el aspecto administrativo, teniendo al cargo desde coordinaciones, subdirecciones, direcciones y hasta una rectoría. Entonces en este día, te puedo decir que, el ser maestro se requiere de una gran vocación, de amor al servicio, pero sobre todo un amor a lo que haces…”, dijo.

Rompiendo fronteras

La maestra Any a la fecha contribuye en la formación de otros jóvenes y hasta adultos, de otros estados y países, a través de las distintas plataformas, al impartir conferencias para reforzar conocimientos y orientarlos en cómo alcanzar sus metas, al mismo tiempo de velar por los derechos de los estudiantes, siendo parte importante de la Fundación Marcelino Muñoz con alcance mundial.
“Siempre tienes que pensar que, no hay límites. La educación se puede llevar hasta donde tú quieras […] aplicar la pedagogía del amor para hacer esa transformación del mundo y pensar que, tu clase no es para unos minutos, sino es una vida que, estás tocando y ese amor con que realizas la actividad te retribuye con vida y salud”, finalizó.